A veces damos por sentado que tener agua potable en nuestras viviendas es algo seguro y  garantizado para la eternidad. Mucho se ha hablado de cambio climático y, recientemente, el tema ha estado en boga gracias al liderazgo de Greta Thunberg, pero ¿realmente sabemos cuál es el impacto de este fenómeno sobre la disponibilidad de agua para consumo humano?

Si estás interesada en saber más sobre cambio climático, en esta página encuentras todos los informes del Grupor Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés).

Tal vez la pregunta suene muy compleja, así que empecemos con este sencillo test:

  1. ¿Conoce de qué fuente de agua proviene el agua de su vivienda: río, lago o subsuelo?
  2. ¿Sabe el nombre del río o del lago?
  3. ¿Conoce cuál es la empresa de acueducto que le presta el servicio de acueducto en su vivienda?
  4. ¿Conoce si su agua es apta para el consumo humano?
  5. ¿Ha revisado alguna vez la factura del agua que llega a su casa?
Río Medio Pañuelo, corregimiento Venecia – Trujillo – Valle del Cauca

Si respondió “No” a tres o más preguntas, usted necesita urgente educación básica en agua y en esta entrada de #Código99 lo/la voy a ayudar.

Empecemos por lo fundamental: el agua es el recurso de la naturaleza que lo enlaza y sostiene todo: el desarrollo de la vida en todos los ecosistemas del planeta, desarrollo social y productividad industrial y comercial. Tal vez usted haya escuchado esta frase: “que falte todo, menos el agua”. Pues ahí ve la importancia del agua en la vida cotidiana. Uno puede estresarse sin energía ni internet porque necesita hacer un trabajo importante o quiere ver su serie favorita en el computador, pero no tener agua para cocinar, lavar los platos, bañarse o descargar el sanitario es algo realmente tortuoso.

Desconozco si usted haya pasado por episodios de cortes de agua en su vivienda, pero en Cali eso fue muy común antes del año 2009, cuando la empresa de acueducto debía suspender la operación de dos de sus plantas más grandes debido a la mala calidad de agua del río Cauca (lee aquí sobre la tecnología FLR). Si esto sucedía en una de las ciudades principales de Colombia, ahora imagínese la situación de la zona rural. Según el DANE (2018), las cifras globales para Colombia muestran que el 13,6% y 23,4% de la población no tenían acceso a agua potable ni alcantarillado, respectivamente. Como ya sabemos, las zonas rurales tienen peores indicadores; por ejemplo, en el Valle del Cauca, el 1,3% todavía no cuenta con el servicio de acueducto en las cabeceras municipales, mientras que el 21,9% no tiene este servicio en los centros poblados y zonas rurales dispersas. ¡Y ni hablemos del servicio de alcantarillado!. Ahora, si usted vive en la zona rural, sabrá de qué estoy hablando.

Río San Quininí, corregimiento El Naranjal – Bolívar – Valle del Cauca

El hecho de que en pleno siglo XXI todavía haya personas que no tengan acceso a agua potable ni a alcantarillado en Colombia demuestra que el problema es de voluntad política y transparencia en el manejo de los recursos públicos. El conocimiento para diseñar y construir plantas de potabilización, redes de acueducto, redes de alcantarillado y plantas de tratamiento de agua residuales está disponible y existen los profesionales formados para esos fines. Sin embargo, el cambio climático sí pone en riesgo la disponibilidad de agua dulce para consumo humano y aquí volvemos a la pregunta inicial. ¿Usted ha sentido que a veces hace más calor que antes o las lluvias son más fuertes que antes? Pues no se equivoca en su percepción. El cambio climático está provocando el incremento de la frecuencia e intensidad de los eventos de lluvias fuertes y sequías.

A la mayoría de las personas les parece obvio que hayan cortes de agua en las sequías, pero no lo comprenden cuando esto ocurre en época de invierno. Bien, resulta que además del cambio climático, nosotros los seres humanos también hemos contribuido a la deforestación de las cuencas de agua y esto, sumado a fuertes lluvias, ocasionan que haya mayor arrastre de sedimentos hacia los ríos, hasta tal punto que las plantas de tratamiento deben cerrar sus bocatomas pues son incapaces de tratar un agua que parece mejor lodo. Recordemos que todas las tecnologías tienen un rango óptimo de operación y, en el caso de las plantas de potabilización, dicho rango se basa principalmente en el contenido de sólidos. Una planta de este tipo se diseña y construye para tratar agua y no lodo. En otros casos, lluvias fuertes generan destrucción de la infraestructura civil de las plantas, ocasionando obviamente la suspensión de su operación. Lamentablemente, en la última semana, los caleños nos hemos quedado sin agua en dos ocasiones por la alta turbiedad del río Cauca.

Charco Escondido, Jamundí – Valle del Cauca. Fuente: Twitter @HectorJulioC

Además, los seres humanos también estamos contribuyendo directamente al deterioro de ríos y océanos por arrojar basuras a las calles y playas, desperdiciar el agua y descargar las aguas residuales a las fuentes de agua. Esto ha producido que ya los ríos no puedan ser usados como espacios de recreación en muchas zonas de nuestro país. Un caleño veterano puede decir que, décadas atrás, se podía nadar en el Charco del Burro en el río Cali, a la altura del Museo La Tertulia , y ahora, ¿cómo es ese río en ese punto? Pues un hilito de agua en verano completamente contaminado por las aguas residuales provenientes de viviendas de la Comuna 1 y de los corregimientos Montebello y Golondrinas.

Cali, 1935. Fuente: Twitter @OrgulloCaleno

Lo invito pues a valorar y cuidar el agua en todas sus formas, a ser mejor ciudadano, proteger al medio ambiente y a ayudar a descontaminarlo, porque ya no basta solamente con guardar la basura en nuestros maletines hasta llegar a casa. ¡Tenemos que hacer más! Para no aburrirlo más con el tema, le prometo que escribiremos más sobre el agua y su relación con el desarrollo social (con énfasis en mujeres y niñas) y con la vida cotidiana de todas y todos.

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