Introducción
La contaminación de las fuentes de agua se ha agudizado con el crecimiento de la población, el desarrollo industrial y el tratamiento limitado de las aguas residuales industriales y domésticas. Grandes cantidades de materia orgánica e inorgánica son arrojadas a las fuentes de agua superficiales, a través de canales de aguas lluvias que también arrastran basuras, alcantarillados municipales con y sin tratamiento (a veces insuficiente) y descargas individuales de establecimientos de comercio, industria o doméstico. Así pues, la filtración en lecho de río es una forma de reducir el riesgo en las fuentes superficiales de agua.
Mayores cantidades de contaminantes químicos y microbiológicos en las fuentes de agua representan alto riesgo para aquellos que usan dichas aguas para riego de cultivos, consumo humano, recreación y para el sostenimiento de la vida acuática en esos ecosistemas. En el caso del consumo humano, abastecerse de fuentes de agua cada vez más contaminadas genera que el tratamiento para potabilizar dicha agua también deba ser más sofisticado, incrementando así los costos de tratamiento y, por lo tanto, aumentando la tarifa que deben pagar los consumidores por contar con agua segura.
Gestión de riesgos
La OMS en el 2004, en las Guías para la calidad del agua potable, recomendó que los proveedores de agua elaboraran y ejecutaran “Planes de Seguridad del Agua” (PSA) para evaluar y gestionar los riesgos de forma sistemática. En el 2017 en Colombia, los Ministerios de Salud y Protección Social y de Vivienda, Ciudad y Territorio expidieron la Resolución 0549 para adoptar la guía que incorpora los criterios y actividades mínimas de los estudios de riesgo, programas de reducción de riesgo y planes de contingencia de los sistemas de suministro de agua para consumo humano. Esta resolución conserva algo de la esencia de los PSA recomendados por la OMS, pero es limitada en cuanto a que los riesgos sólo se identifican y el prestador del servicio de acueducto debe hacer una descripción cualitativa de cómo está mejorando los procesos de tratamiento y el entrenamiento de su personal operativo. Esta norma hace énfasis en los riesgos en la fuente, pero la atención sobre los riesgos en la red de distribución y la comunicación de los mismos es menor. Adicionalmente, esta resolución no especifica ni la forma ni el responsable de hacer vigilancia a la gestión de los riesgos a cargo del prestador del servicio.
Al igual que los PSA, la Resolución 0549 de 2017 descarga casi toda la responsabilidad de la gestión de los riesgos sobre el prestador del servicio y no abre la puerta para que este colabore estrechamente con las entidades responsables de la conservación y recuperación de las fuentes de agua y del control y vigilancia de la calidad del agua al interior de los establecimientos domiciliarios, comerciales e industriales. En el caso de las fuentes de abastecimiento del territorio colombiano, múltiples entidades intervienen tales como las corporaciones autónomas y los departamentos municipales de gestión ambiental. Desconocer u omitir la complejidad de la gobernanza del agua en fuentes de agua importantes que atraviesan varios departamentos, tales como los ríos Magdalena y Cauca, no trae más que efectos negativos, pues el deterioro de las cuencas sigue incrementándose, mientras que los prestadores del servicio de acueducto encuentran cada vez más dificultades para garantizar un servicio de agua potable segura y continuo 24/7.
Si quieres leer más sobre gestión de riesgos en sistemas de abastecimiento de agua potable, aquí encuentras el reporte del caso del brote en Walkerton – Canadá.
En este sentido, es necesario ajustar la reglamentación colombiana asociada a la gestión de riesgos de calidad de agua potable en los sistemas de suministro para que las entidades responsables de la gestión ambiental de las cuencas de agua trabajen estrechamente entre ellas y colaboren con los prestadores del servicio para reducir las fuentes de contaminación y así minimizar los riesgos químicos y microbiológicos presentes en las aguas crudas destinadas al consumo humano. La meta de un plan de gestión de riesgo debería ser mejorar notablemente la calidad del agua para la conservación de los ecosistemas acuáticos y todas las formas de vida que dependen de estos y que conduzca a aplicar procesos de tratamiento tan simples como sea posible para que permitan una operación y mantenimiento de los sistemas de abastecimiento con menores oportunidades de fallas, que provea agua potable segura continuamente y a un costo razonable para los consumidores.
Filtración en lecho de río
Mientras estos aspectos penetran cada vez más el razonamiento de los funcionarios y se incorporan al ADN de las entidades involucradas en todos los niveles de la gestión, conservación y recuperación de las cuencas hidrográficas para que conduzcan a acciones concretas, tangibles y evidenciables en la recuperación de la calidad del agua, los prestadores del servicio de acueducto todavía se enfrentan a los desafíos de tratar aguas con calidad deteriorada y alta variabilidad que pone a prueba cada día las habilidades operativas del personal a cargo del tratamiento y distribución del agua potable. En este sentido, la filtración en lecho de río (FLR) emerge como una tecnología viable para captar agua de fuentes superficiales, reduciendo los riesgos presentes en las aguas crudas. Esta ha sido usada hace más de un siglo en países europeos y en norteamericanos.
La tecnología FLR, a través de pozos colectores horizontales, consiste de un pozo en concreto o caisson, construido en cercanías a una fuente superficial de agua, al cual están conectados unos drenes laterales en dirección radial que están perforados para aprovechar la porosidad del suelo adyacente al cauce de la fuente y así extraer agua de dicha fuente, a través de un sistema de bombeo, haciéndola pasar primero por el lecho del río que actúa como un medio filtrante que retiene contaminantes tales como bacterias, metales pesados y disruptores endocrinos.
Esta tecnología ofrece amplias ventajas, tanto en el mejoramiento de la calidad del agua antes de ingresar a las plantas de potabilización (reducción de los riesgos químico y microbiológico en las aguas crudas), la reducción del consumo de productos químicos, como en la optimización de los procesos operativos de tales plantas al proveer agua cruda con calidad de agua más estable. Sin embargo, el consumo de energía adicional y la necesidad de aireación son factores que hay que tener en cuenta a la hora de estudiar la factibilidad de esta tecnología como un pre-tratamiento en un sistema de agua potable que se abastece de fuentes altamente contaminadas. En el análisis de costo-beneficio de la tecnología FLR, además del balance de energía y de uso de productos químicos, la reducción de los riesgos por calidad de agua y la protección de la salud pública también deberían ser considerados.
¿Qué te ofrece Cognita Links?
Si eres profesional o estudiante en las áreas de tratamiento y abastecimiento de agua potable y te interesa conocer más detalles de esta tecnología, cómo saber si el área adyacente a las fuentes de abastecimiento son aptas para FLR y por qué esta representa una tecnología innovativa en el contexto colombiano y latinoamericano, te invitamos a participar de la charla virtual gratuita, el día miércoles 30 de septiembre de 2020. Los cupos son limitados y puedes inscribirte aquí.
Esta charla será dictada por el Dr. Juan Pablo Gutiérrez Marín, ingeniero sanitario de la Universidad del Valle, magíster en Ingeniería Civil con énfasis en ingeniería ambiental y recursos hídricos de la Universidad de Puerto Rico y un doctorado en Ingeniería Civil y Geociencias con énfasis en gestión de recursos hídricos de la Universidad Tecnológica de Delft. El Ing. Juan Pablo ha publicado varios documentos científicos relacionados con la tecnología FLR 1, 2 aplicada a escala de laboratorio para la remoción de turbiedad 1, 2, metales pesados y para evaluar la factibilidad del uso de la FLR en aguas altamente turbias en el contexto colombiano. Esperamos contar con tu presencia en este evento.
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